Del ambisonics a una realidad artificial
Alguna vez leí en algún lugar que el habitar comienza desde el momento de construcción del espacio destinado a albergar la acción. Y es que si lo pensamos mejor la arquitectura y el sonido siempre han sido elementos inseparables, pero no solo en la generación de espacios, sino en la generación de experiencias multisensoriales.
Y es que mientras la arquitectura es bastante evidente y atraviesa el espacio visual, el sonido y la acústica dotan al espacio invisible de carácter. Situándonos en un punto de encuentro multidisciplinar que nos permite intervenir la realidad concebida a través de distintas experiencias sensoriales.
Gracias a los avances en estudios de psicoacústica para los mecanismos de localización de sonidos y al desarrollo de tecnologías especializadas en sonido inmersivo, la generación de campos sonoros y espacialidades inmersivas artificiales es posible mediante el uso de dichas tecnologías.
Ambisonics es un claro ejemplo de esta tecnología, siendo un sistema de audio inmersivo que se basa en las características direccionales de un campo sonoro, más allá de las diferencias de amplitud o de fase de las grabaciones estereofónicas y logrando un efecto inmersivo más allá del número y posición de los altavoces de escucha.
Si pensamos en la historía de la música podríamos ver que estas tecnologías son relativamente nuevas y que la manipulación de espacios de manera artificial por consiguiente es algo que tiene poco tiempo de ser explotado, es por eso que nos emociona que existan talleres que toquen este tipo de temas, para poder aprender a manipular el sonido en arreglos de muchas bocinas y así poder tener la capacidad de crear experiencias inmersivas o espacios que sólo podrían existir de forma artificial.
Texto por Koi.